Tuneamos nuestro bar. Atrás quedan doce años de dedicación a la Manzanilla, aunque seguimos rociando nuestras pequeñas botas en la sacristía de La Matritense y manteniendo su venta al público.
Las bebidas bubbly serán la megatendencia para los próximos años. El agua con gas se impone dentro de su segmento en la restauración y los spritzs arrasan en la coctelería. Lo siguiente será el vino. El fenómeno ya ha comenzado. El Champagne y otras regiones consagradas no paran de superar precios y cuotas de mercado, los países emergentes del vino en Europa vuelcan su producción al espumoso (Inglaterra, Eslovenia…) y las regiones vitivinícolas no históricas de los países clásicos (Francia, Italia y España) apuestan claramente por este producto. No en vano, en el último lustro se ha triplicado el número de denominaciones de origen españolas que dan cabida en sus reglamentos al vino espumoso, algo inimaginable hace muy poco.
Conscientes de ello y fieles a nuestra pasión por el vino, queremos que en Madrid haya un lugar en donde se puedan consumir un número considerable de espumosos por copa -de momento Champagne- a precios asequibles. ¡SANTÉ!
